lunes, 1 de septiembre de 2014

El efecto de estar en la caja de Gaspar Hauser

Habiendo terminado la descripción de la caja de Gaspar Hauser en la que actualmente vive la mayoría de los hombres, proyectemos ahora sus efectos sobre sus vidas. Miremos desde esta perspectiva cada uno de sus seis lados:

·         El no tener sentido de la vida más allá de satisfacernos a nosotros mismos, nos hace buscar una felicidad que confundimos con estar tranquilos, a partir de lo cual tratamos por todos los medios de no tener problemas, lo cual es imposible porque estos son parte de la vida y siempre están a la vuelta de la esquina. Es así como nunca alcanzamos ésta mal entendida felicidad.  

       
     
El creer que somos lo que se tiene nos lleva a dedicar 
nuestra vida a poseer cosas materiales, para descubrir 
finalmente que nada de ello se relaciona  con la verdadera
felicidad y que tampoco claramente aportan a la tranquilidad
puesto que vivimos con el temor de perderlas. Uno de sus
efectos más terribles es que empezamos a despreciar a 
los que tienen menos que nosotros y a envidiar a los que
 tienen más, sentimientos terribles de sobrellevar en el día a día. 

·         El creer que mi verdad es siempre la verdad tiene como efecto principal el alejarnos de los demás (o al menos de los que piensan distinto) y por ende a perder a gente valiosa y extraordinaria que si las escucháramos podría aportarnos mucho a nuestras vidas. Habitualmente si finalmente descubrimos que estábamos equivocados nos damos cuenta que ya es tarde para recuperar lo que se perdió, siendo todo esto fuente de más infelicidad.

·         El poner siempre en los demás la responsabilidad de las cosas malas que me suceden, nos impide crecer como personas pues se parte de la concepción que somos perfectos y que  nunca nos equivocamos, lo que a su vez también nos aleja de los demás.

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Por su parte la exclusión de los que consideramos distintos e inferiores nos aísla en un grupo de “iguales” perdiéndonos todas las ventajas que nos regala la diversidad de relaciones y miradas. Esto nos hace vivir con un mohín de desprecio permanente hacia los demás lo que es muy dañino para el alma.

       Por último la mala formación nos impide ver la caja en la que estamos metidos y sí por un momento pudiéramos percibirla, no tendremos las capacidades y recursos personales  para salir de ella.



El resultado final de todo lo anterior, es que aquellos que están en esta caja – la gran mayoría - no pueden ser felices porque por un lado viven con malos sentimientos en el alma, como lo son por ejemplo el desprecio hacia los demás, la excesiva ambición (y muchas veces codicia), la envidia, la falta de generosidad y de empatía hacia los demás; y por otro lado aunque vivamos rodeados de otros están solos y aislados dentro de su propia caja.  



A su vez aquí campean a sus anchas los que podríamos llamar los 4 jinetes del apocalipsis: la fama, el poder, la belleza (aparejada con la eterna juventud) y el añascar (poseer cosas que no sé necesitan). Las personas en la caja viven para conseguir ojalá todas estas cosas y para ello son capaces de hacer lo que sea incluso actuar sin ética y perder su dignidad como personas. Y aquellos que lo consiguen quedan atrapados por siempre en mantenerlos en lo cual malgastan su vida.


Pero el principal efecto de todo lo anterior es la imposibilidad de crecer y ser mejores personas que es en definitiva lo único que realmente nos puede hacer felices en esta vida.

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