martes, 13 de agosto de 2013

El Dilema Esencial del Ser Humano

¿Cuántas veces hemos repetido las tres palabras claves del cristianismo, cuerpo, alma y espíritu? Pero ¿Qué comprendemos por cada una de ellas? Y ¿Dónde está o qué somos como personas en relación a esta tríada? ¿Somos parte de las tres? ¿O las tres en su conjunto? o ¿Somos algo distinto a las tres?.


Para intentar una respuesta los invito a revivir experiencias que de una u otra forma todos hemos tenido a ese respecto. Por ejemplo usted se hace una herida y pueda observar ésta en su cuerpo; o está resfriado con un poco de fiebre y se siente decaído. Otra situación es sentir una fuerte emoción, rabia por ejemplo, y saber que ésta, a pesar que lo tiene atrapado, en algún momento se le pasará y quizás incluso tendrá que pedir disculpas. Por último cuantas veces no ha sentido el llamado de lo bueno – la Teletón apela esencialmente a ello – y ha actuado en consecuencia.
Ser o no Ser

¿Qué es lo constante en cada una de las experiencias anteriores, las que se pueden resumir en percibir respectivamente su cuerpo, la vitalidad que hay en él, sus emociones y sus nobles sentimientos? Lo constante a todas esas experiencias es que hay “alguien que percibe”, distinto a cada una de ellas y ese alguien es usted, que está más allá de todas ellas. Casos dramáticos de esta percepción son los de las personas torturadas (desde que el hombre es hombre), que dicen que la única manera de soportarlo es independizando de su cuerpo martirizado ese “ser que mira desde atrás” e incluso, aunque parezca extraño, algunos llegan a sentir compasión por sus torturadores. De esto se derivan dos conclusiones muy interesantes:
  • Existen cuatro dimensiones de la experiencia del ser humano consigo mismo: la percepción de su cuerpo; la de su vitalidad, la de su ánimo (emociones y  sentimientos) y la de lo bueno y sublime o lo espiritual.
  • El Ser Humano – usted, yo – no es ninguna de esas dimensiones sino que es el ser que está más atrás de todas ellas como un observador y que incluso en ciertas situaciones es capaz de independizarse totalmente de ellas. La mayoría de nosotros esta separación lo vive como una experiencia interna, pero hay personas que la pueden provocar  conscientemente y viven lo que se denomina desdoblamiento. Cabe también señalar que las personas que han estado a punto de morir relatan la experiencia de salirse de su cuerpo, mirar todo "desde arriba" y sentir solo una paz infinita, es decir no se llevan ni dolores físicos, ni falta de vitalidad, ni sentimientos, ni ideales de ningún tipo, hecho que muestra palmariamente que somos distintos a cada uno de las cuatro dimensiones caracterizadas. Mientras escribía esto escucho que Elías Figueroa, el mejor jugador de fútbol que Chile ha tenido, vivió exactamente esta experiencia de casi muerte como resultado de un choque con otro futbolista.
Si consideramos ahora cada dimensión un cuerpo en la que vive el ser humano (el que mira desde arriba), una descripción más amplia de cada uno sería la siguiente:
  • El Cuerpo Físico está constituido por minerales y por lo tanto está sometido a todas las leyes del mundo de lo físico, entre ellas por ejemplo la ley de gravedad. Pero hay una ley mucho más interesante que nos permitirá luego relacionarlo con el Cuerpo Vital, esta ley es que en la medida que pasa el tiempo todo lo mineral tiende a la desintegración, a la separación, a la destrucción. Para esto piensen en una roca o en un metal y consideren que ambas lentamente se van desintegrando con el correr del tiempo. Podemos decir que el Cuerpo Físico es la casa del ser humano en la tierra.
  • El Cuerpo Vital es la vida de la que está dotado cada cuerpo y no sólo lo tenemos los seres humanos, sino que también las plantas y los animales que también están vivas. Podemos decir que el Cuerpo Vital es una especie de energía que nos mantiene vivos y que en algún momento se agota y nuestro Cuerpo Físico perece. Pero además de mantenernos vivos, esta energía vital es lo que evita que el Cuerpo Físico se desintegre, se transforme en polvo y vuelva a la tierra (“de polvo fuiste hecho y en polvo te convertirás”), puesto que está siempre luchando contra las fuerzas físicas de la destrucción, batalla que empieza a perder alrededor de los 40 años de la vida humana, momento en el que el hombre empieza envejecer o dicho de otra forma “el mundo mineral empieza a reclamarlo de vuelta”. Es a esta edad que empieza la caída los pectorales y los glúteos por ejemplo. Si el Cuerpo Físico es la casa del Ser Humano, el Cuerpo Vital es la vida de esta casa. Todos sabemos que una casa abandonada el tiempo la destruye.
  • El Cuerpo Anímico está constituido por todo lo que sentimos, sea esto emociones (miedo, alegría, rabia, etc.) o sentimientos (enamoramiento, odio, compasión, envidia, etc.) y como ven, tiene de lo malo y de lo bueno, hecho que es muy importante en relación a la pregunta que encabeza este artículo (¿Cuál es el dilema del Ser Humano”). Parte de este Cuerpo lo tenemos en común con los animales superiores, específicamente lo referido a las emociones puesto que ellos también sienten miedo, rabia y alegría (aunque sin la conciencia de éstas que tenemos los seres humanos). Analógicamente con la casa, el Cuerpo Anímico es el ambiente que reina en la casa del hombre.
  • Por último, el Cuerpo Espiritual está constituido por todo lo bueno y sublime como por ejemplo el amor, la lealtad, el respeto, la solidaridad, la igualdad, la fraternidad, la libertad, la generosidad, etc. Es el espacio de los ideales del hombre. El Cuerpo Espiritual es lo bueno que reina en la casa del hombre, que no necesariamente prima sobre las acciones de los que viven en esa casa.
Si pudiéramos tomar una foto de todos estos cuerpos en los que habita el Ser Humano veríamos lo siguiente:


Obsérvese que el C. Físico está “contenido en los otros” y no a la inversa como podría dar entender la analogía que vengo haciendo con la casa del hombre. Esto lo saben aquellas personas que pueden percibir el aura y que la describen como algo más grande que el C. Físico que lo envuelve. 

Es interesante comentar que dejamos de existir en la tierra como seres humanos, cuando nuestro C. Físico es destruido por ejemplo en un accidente o el C. Vital se agota por edad que es la forma natural. Pero también podemos dejar de existir en esta tierra en forma anticipada a la natural, por acción del C. Anímico o del C. Espiritual, como explicaré a continuación.

Primero decir que de los cuatro, el C. Anímico es el espacio donde todos los demás cuerpos se reflejan (o hacen llegar sus necesidades para que el hombre las “sienta” y les dé prioridad). En la parte alta (por decirlo así) del Cuerpo Anímico están las peticiones (buenos sentimientos, ideales) que nos llegan desde el  C. Espiritual, por ejemplo los sentimientos de caridad o de solidaridad. El C. Espiritual siempre nos invita a lo bueno, vale decir al "no egoísmo". A su vez, en la parte "baja" del C. Anímico están las emociones, deseos y sentimientos que nos generan tanto el C. Físico como el C. Vital. Por ejemplo el C. después de un gran esfuerzo nos genera el deseo de estar cómodos y descansar (a ningún mineral le gusta moverse). Por su parte el C. Vital nos puede generar el deseo de comer para reponer la energía gastada o en otras circunstancias el deseo sexual. Por decirlo de alguna forma, estos dos cuerpos son “egoístas” porque siempre están “pensando” sólo en sí mismos (al igual que plantas y los animales que solo viven para si mismos).

El C. Anímico es el espacio de lucha interior en el hombre entre el altruismo (pensar antes que nadie en los demás) y el egoísmo (pensar solo en mí mismo), lucha que un día gana uno y al otro día gana el otro. En palabras simples todas estas emociones, sentimientos y deseos le están llegando continua y simultáneamente de "arriba" y de "abajo" al Ser Humano (el que está detrás de todos estos cuerpos, vale decir Usted) y en cada momento de su vida debe decidir qué acción tomar. A su vez en el largo plazo debe decidir hacia donde tender: hacia "arriba", hacia "abajo" o a mantener un adecuado equilibrio entre ambos tipos de necesidades. Aquellos que tienden decididamente hacia arriba se transforman en hombres buenos y en el extremo en santos o héroes, los que tienden hacia abajo en hombres egoístas y en el extremo villanos. Los que logran un sano equilibrio entre ambos (es decir que sus acciones "egoístas" no dañen a otros) personas de bien y en el extremo en sabios.

El santo es un hombre que vive para lo espiritual, incluso muchas veces en detrimento de su vitalidad y su cuerpo físico. Habitualmente mueren jóvenes porque agotan su C. Vital y también su C. Físico entregando todo para los demás. A veces incluso se dejan matar por sus ideales como San Sebastián. Idéntica situación para los héroes que habitualmente lo son en situaciones o hechos muy puntuales (salvar a un niño que se ahoga y ahogarse por ello). Por otro lado el villano es un hombre que vive solo para sí mismo, no importándole los demás hasta el nivel de hacerles daño, pero sin llegar al extremos de ser villanos, acá también están los hombres que viven solo para sus deseos físicos o vitales (gula, lascivia, beber en exceso, fumar hasta matarse, drogarse, riqueza, fama, poder etc.). El que tiende hacia abajo habitualmente daña a su C. Físico o a su C. Vital y perece antes de lo que hubiese sido lo natural (a través de muertes violentas, cáncer por fumar, cirrosis por beber en exceso, sobredosis de drogas, etc.). El sabio en cambio es aquel que reconoce en sí la existencia de todos estos cuerpos y sus necesidades y tiene por lema “a cada cual lo suyo” o también “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Así lo podemos encontrar un día trabajando por la causa más noble que se pueda concebir o eventualmente transformándose en héroe y otro día gozando con verdadera pasión de un buen vino y una buena comida, sin pensar ni menos cuestionarse que esa comida debería estar compartiéndola con alguien que la necesite más, cuidando eso si siempre el no dañar a nadie con lo que hace. Vemos así como el Ser Humano, dependiendo de hacia donde  oriente su comportamiento, podrá destruir o agotar su vida en la tierra antes de lo que hubiese sido lo natural .
 
Llegamos con esto que el dilema de  cada Ser Humano es "hacia dónde tender: hacia arriba, hacia abajo o hacia el medio". En palabras comunes el dilema se puede plantear a través de la pregunta: ¿Hacia donde oriento mi vida, hacia hacer el bien a los demás, hacia pasarlo bien yo o me quedo en el centro haciendo en parte el bien, pero también pasándola bien yo?.    
 
Por último resaltar una conclusión que está implícita en lo anterior, el hecho que en esta tierra mueren nuestros cuerpos, pero no nosotros (el que mira desde arriba) como lo plantean todas las religiones y movimientos espirituales serios.