jueves, 11 de septiembre de 2014

1° Pared: Creer que soy lo que tengo

“La gente compra lo que no necesita, para parecer lo que no es, con dinero que no tiene” es una muy buena frase que le escuché a Cristián Warnke hace algunos meses y que refleja muy bien la primera de las paredes de la caja que nos aprisiona, que la podríamos enunciar como “soy lo que tengo”. Hace algunos años, cuando en nuestro país se empezó a masificar el celular pero aún no estaba al alcance de todos, podíamos ver en la calle escenas patéticas – para vergüenza de todos – de personas usando en sus autos celulares de madera para aparentar que tenían. Lo mismo pasaba con personas que iban a supermercados de barrios más pudientes, llenaban sus carros con mercaderías que luego abandonaban antes de pasar por la caja o señoras que iban a misa a barrios que ellas consideraban “altos”. Tal fue así que en 1997 el cantante Joe Vasconcellos lanza su canción La Funa que cuya letra es la siguiente. Entiéndase el término “se funó” como se jodió.   

Joe Vasconcellos – La Funa   
Joe Vasconcellos



Pide dinero prestado
Vive asustado
Lleno de deudas y de apariencias
Llena el carrito y no compra nada
Llama de madrugada medio curado
Por el encargo que le han robado
Y de la plata mejor ni hablar

Paso que se funó, se endeudo, vacunó
Paso que no entendió, se perdió, cooperó
Paso que se funó, se endeudo, vacunó
Paso que no entendió, se perdió, cooperó

Sueña ser parte de las columnas sociales
Tiene más deudas que el tercer mundo
Pero es porfiado y quiere posar-vive todo el día
Aparentando ante los vecinos
Colegio caro, vida postiza
Vive lo absurdo con celular.
  
“Soy lo que tengo” es lo que nos lleva, tal como lo expresan Cristian Warnke y Joe Vasconcellos, a endeudarnos más allá de nuestras posibilidades de corto y largo plazo y deja el campo abierto a la usura de ciertos bancos que cobran hasta un 4% mensual en sus Líneas de Crédito (lo que suma más de un 70% anual compuesto, lo que es un robo que en nuestro país nadie controla). Hasta hace poco la gente más humilde, verdaderamente necesitada de algún financiamiento, no preguntaban por la tasa a la que se endeudarían (dado que además no es fácil de entender cómo se aplican las tasas),  sino que solo por la cuota y su criterio de decisión era si la podían pagar o no, y casi siempre podían, porque se demostraba que la gente de menos recursos era la mejor pagadora.

Mauricio Israel Icono de este drama
 Pero actualmente ni eso se preguntan la gran mayoría de los que se endeudan – y aquí estoy más allá de la gente humilde e incluyó a profesionales que si saben lo que es una tasa y sus efectos – puesto que el criterio de decisión predominante hoy es “tengo que tenerlo cualquiera sea el costo”. Antiguamente el único tema en el que todos estábamos de acuerdo en endeudarnos más allá de nuestras posibilidades era por una enfermedad grave, pero hoy está pasando en Chile en cosas tan banales como autos, televisores, viajes al extranjero y colegios. 

Es patéticamente sorprendente pasar por poblaciones de gente muy humilde en la que se ven estacionados en las casas automóviles muy costosos y que disponen del televisor más grande y más caro del mercado. Respecto a los automóviles, llama  la atención la cantidad de 4X4 que se ven en las calles en una ciudad y país en los que son absolutamente innecesarios y en el que más del 99% de los que lo tienen jamás requerirán usar ni siquiera la doble tracción. Como todos sabemos esto son autos caros de usar tanto por el precio como por su baja eficiencia en el uso de gasolina.  ¿Y Cómo lo hacen con estas cuotas que ya no pueden pagar?. Simplemente sacrificando cosas básicas como la salud, la alimentación y la educación, en la lógica terrible que "soy igual a ti que te considero más que yo porque tengo un auto caro como él tuyo y veo televisión en el mismo aparato que tú".


Esta es la una de las paredes más terribles de nuestra caja puesto que nos hace vivir angustiados, temiendo la llegada de fin de mes, desvelándonos, sacrificando aquello que no deberíamos sacrificar, sufriendo por creer que teniendo seremos, que es una de las falacias más terribles que podemos vivir como seres humanos. Esta pared además nos transforma en víctimas propicias de la publicidad "por qué no tener ahora lo que siempre deseór", lo que nos impele a actuar como niños, los que no pueden postergar la inmediata satisfacción de sus necesidades, evitando que ahorremos y promoviendo que nos endeudemos hasta el cuello.       
       

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