viernes, 5 de septiembre de 2014

4° Pared: La exclusión de los demás

Han tomado consciencia de la fuerza que tiene como herramienta de marketing el concepto de exclusivo. Esto lo podemos ver por ejemplo en la publicidad de casas y a veces de barrios enteros cuando como gancho publicitario dicen “venga a vivir a un lugar exclusivo como usted se lo merece”.

Este concepto explota del ser humano actual lo que constituye hoy en día la 4° pared de la caja de Gaspar Hauser en la que nos hemos metido, la que podríamos describir como “sentirme exclusivo me hace verme como mejor que los demás”. Dicho de otra forma para sentirnos superiores excluimos de nuestro entorno a los que consideramos inferiores a nosotros.

Observen por un momento el orgullo y superioridad que evidencian quienes en un aeropuerto o en un banco utilizan la fila VIP y para que hablar de la actitud que exhiben los que en un avión están sentados en primera o business cuando pasan hacia sus asientos los de la clase turista.

En Santiago de Chile es muy conocida la Plaza Italia como lugar que separa a pobres de ricos (sin que sea necesariamente cierto). Esto lleva por ejemplo a que una de las primeras cosas que se trata de indagar respecto a un desconocido es si vive de la Plaza Italia hacia arriba (con lo que se supondría pudiente) o hacia abajo (con lo que se supondría no pudiente).


En toda Latinoamérica en las empresas el sistema de contratación y ascenso es predominantemente por amistad o contactos y no por méritos lo que incide de manera radical en la dificultad para salir del subdesarrollo. Vale la pena traer a colación lo que Nicolás Eyzaguirre, flamante ministro de educación designado del futuro gobierno de Michelle Bachelet, expresó recientemente en un programa de televisión: "Fui a un colegio cuico (caro, de estratos sociales altos). Fui al Verbo Divino, y les puedo decir que muchos alumnos de mi clase eran completamente idiotas; hoy día son gerentes de empresa. Lógico, si tenían redes. En esta sociedad no hay meritocracia  de ninguna especie”. A pesar que el futuro ministro tuvo que pedir disculpas públicas, no cambió su opinión, sino que sólo dijo que lo disculparan por usar la palabra idiotas. Es tan cierto esto que en la mayoría de las grandes empresas chilenas para contratar a alguien valoran como  más importantes que los méritos como estudios, experiencia y resultados obtenidos en otras empresas, son el apellido, la comuna donde vive y el colegio en el que estudió. 

Se crea así un sistema de castas sociales, cada una con su propio lenguaje y códigos que a su vez sirven como señales de alarma para detectar y alejar a miembros  de castas consideradas  inferiores como si de leprosos se tratara sistema que cruza transversalmente a toda la sociedad. Así por ejemplo los Cuicos usan las palabras o expresiones pollera, hot dogs, matrimonios y tomar el té para lo que las castas “inferiores” llaman respectivamente faldas; completos; casamientos y tomar once, transformándose estas últimas en palabras prohibidas para los arribistas sociales, por lo que para mantener una conversación con algún cuico deben mantenerse concentrados y guay si se les llega a salir una de las palabras prohibidas pues son inmediatamente discriminados, si no abiertamente sí de manera silenciosa.

Este sistema de exclusión del considerado inferior es mucho más fuerte que las creencias religiosas, puesto que por ejemplo la religión católica, mayoritaria en Chile, discrimina abiertamente a otros católicos de barrios considerados de más bajo nivel, no teniendo en cuenta que el mensaje de Cristo es un mensaje de inclusión del otro y de no discriminación del considerado más débil o derechamente del pobre. Pocos autodenominados cristianos hacen carne de la frase de Cristo “lo que le haces al más humilde de mis hermanos, a mí me lo haces”; ni menos del principio esencial del Cristianismo resumido en la frase “Trata a los demás como quieres que a ti te traten”. Nadie que no observe y practique estos dos principios puede considerarse un verdadero cristiano con lo que las estadísticas de cristianos en Chile caen de más del 90% a menos de un dígito.
                     
Como expuse antes, el asiento psicológico de la exclusión es el hacernos sentir superiores a los demás, sin pensar ni por un momento que esta carencia psicológica y espiritual ha sido la causa, entre otras, de atrocidades tan grandes como el Nazismo, cuyos integrantes excluían a todos los que no fueran Arios entendida por ellos mismos como la raza superior y también de la guerra de los Balcanes en la cual los Serbios hicieron lo mismo, siendo uno de los episodios más tristes la matanza de Srebrenica,
Srebrenica
donde asesinaron a miles de hombres en su mayoría civiles, mujeres y niños con la excusa de limpiar la zona de musulmanes. Lo horroroso de esto último es que esto paso hace menos de 20 años en países supuestamente más desarrollados que los nuestros, lo que muestra que la exclusión no es meramente un problema de países tercermundistas. En estos dos casos terribles se evidencia que los que no son de mi casta, dejan de ser personas y valen menos que animales. 


Como contrapartida los hombres más grandes de la humanidad como Gandhi, Mandela, Martin Luther King, la Madre Teresa, el Padre Hurtado, etc. fueron personas que no excluían a nadie, sino que por el contrario su principio era la Inclusión. Como sabemos, la Madre Teresa vivía entre los leprosos, Gandhi entre los Intocables la casta más baja del Hinduismo y el Padre Hurtado entre los pobres.        

Siendo el Nazismo y la guerra de los Balcanes casos extremos del concepto de exclusión, en general en términos de relacionamiento social este principio predomina con mucha fuerza en el mundo actual, lo que lleva en las ciudades a la creación de verdaderos Ghettos desde los cuáles es muy difícil salir por todo lo que señalábamos antes. 

Favelas y Lujo

La exclusión del otro para sentirme falsamente mejor que los demás, es una de las paredes más terribles de la caja en la que nos hemos encerrado a nosotros mismos y que al igual que a Gaspar Hauser nos obstaculiza para ver realmente el mundo que hay más allá del Ghetto en el que estamos, impidiéndonos gozar de todo lo que ofrece un mundo más amplio y también crecer como personas.  

1 comentario:

  1. Describes claramente a una sociedad chilensis santiaguina ,a un pequeño número de personas que se maneja con tristes códigos que consideran muy importantes, pienso que esas personas no dan ni para comentar, quizas es porque vivo en provincia donde todos somos más sencillos, disfrutamos de las cosas simples de la vida.
    Los cuicos de santiago nos parecen patéticos y la verdad es que nos dan risa.
    Pero cual es el fondo del tema?...Viven en la forma y mientras eso suceda ,jamás van a hacer contacto con su verdadero Ser.

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