Llegamos finalmente a describir el piso de la caja de Gaspar Hauser en la
que vive el hombre actual y que como todo piso es el dónde nos paramos – o nos
sostenemos – para hacer nuestra vida y enfrentar al mundo. Conocidas son las
frases “tuvo un buen piso para hacerlo” o “nunca tuvo piso” o “se le mueve el
piso” para describir distintos estados de una persona respecto a lo que
emprende. Metafóricamente el piso en el sentido de lo que aquí estamos
escribiendo es la formación de cada uno de nosotros, puesto que esto es lo
único que una vez conseguido nadie puede quitarnos, como pasa con la posición y
el dinero que nunca están asegurados. El hombre actual lamentablemente tiene
una muy mala formación lo cual sin duda que le impide darse cuenta de la caja
en la que está metido y por consiguiente mucho menos salir de ella. La paradoja es que estamos cada vez más informados pero a su vez menos formados.
La formación tiene muchas dimensiones pero para mí las más importantes son
la valórica y la formación de las facultades basales de una persona como lo son
el pensar, el sentir y el actuar (o voluntad). Para hacer un contrapunto con un
hombre mal formado describiré lo que yo considero un hombre bien formado en las
dimensiones mencionadas.
Desde el punto de vista valórico para mí el principio más importante es el
respeto hacia los demás, el cuál va
desde cosas que pueden parecer mínimas –
pero que no los son - como no botar un papel en un lugar público, hasta cosas
mayores como el respeto a las preferencias sexuales de los demás, las que
considero mayores porque pueden llevar hasta el asesinato como el del joven
Zamudio y otros hechos similares que regularmente suceden. El que respeta tiene
conciencia de que el otro existe y tiene el derecho a pasar por un lugar limpio
y por eso no bota un papel en un lugar público, así como también a tener la
preferencia sexual que prefiera. El que respeta puede no estar de acuerdo con
otro pero lo respeta, siendo una de sus virtudes la tolerancia que es aceptar
al otro sin querer cambiarlo.
Una acción en retirada |
Respecto a las facultades humanas de pensar, sentir y actuar lo primero que
se observa en una persona que las tienen bien formadas, es que cada una por si
misma está muy potenciada y las tres entre sí están muy bien balanceadas y
funcionan en forma armónica. Esto por ejemplo significa que aunque tenga un sentimiento
fuerte que lo impele a hacer algo, antes de hacerlo reflexiona acerca de sus efectos y cuál sería la
mejor forma de hacerlo. Si esto lo juntamos con el respeto, sus sentimientos,
pensamientos y actos tendrán en cuenta – hasta donde le sea posible – a los
demás. A su vez un sentimiento fuerte es algo que se mantiene y profundiza con
el tiempo; un pensar potente es aquel que visualiza y analiza todos los cursos
de acción y sus efectos antes de tomar una decisión; y por último una voluntad fuerte es la que no ceja
hasta conseguir lo que se propone.
Poco o nada de lo anterior existe en la gran mayoría del hombre actual y es
así como nos encontramos que el respeto brilla por su ausencia, lo que se puede
observar en como manejamos, en el uso y abuso de los lugares públicos, en cómo
nos dirigimos a los que consideramos inferiores, en como tratamos a los homosexuales,
si no con violencia, si con sorna o desprecio. Ejemplos son el dejar basura en
cualquier lado, en subirnos al metro antes que los demás se bajen, en abusar
con nanas, clientes y subordinados. La verdad es que se requerirían muchas
hojas para describir las infinitas formas en la que les faltamos el respeto a
los demás. A su vez nuestro pensar,
sentir y actuar es débil y poco desarrollado y principalmente actuamos por
impulso con todas las consecuencias nefastas que esto muchas veces acarrea. La
armonía entre estas tres facultades es difícil de encontrar y es así como cada
uno de nosotros está en alguno de los siguientes grupos: el que siente y actúa sin
pensar (visceral), el que siente y piensa pero no actúa (irresoluto), el que piensa
y actúa (insensible); y el que actúa y después piensa (atarantado).
Por último desde el punto de vista de cada facultad, nuestros sentimientos
son más bien emociones que
duran lo que la lombriz en el pico del pavo. Lo que
pensamos se nos escapa por todos lados puesto que nos cuesta mucho concentrarnos,
analizar, concluir y decidir. La acción sigue la ley MEP que significa el
mínimo esfuerzo posible, con lo que la mayoría de las cosas nos resultan a
medias o definitivamente no nos resultan.
Sentir, pensar, actuar |
Tal como digo antes, un hombre bien formado podría visualizar cada una de los paredes y la tapa de la caja en la que está metido, cuestionarlas y salir de la misma si así lo desea. Pero con el actual nivel medio de formación e ignorancia en la que vivimos tal cosa es totalmente imposible. Termino esto con un hermoso poema de Rabindranah Tagore que dice:
"Prisionero, dime...¿Quién te puso esta irrompible cadena?
Fui yo, dijo el prisionero, el que forjó muy cuidadosamente esta cadena"
Patricio me gusto mucho tu publicacion y muy verdadero.porque vamos por ese camino donde solo importa la persona y no un todo? Hace tiempo habia respeto.saludos
ResponderBorrarVerónica, muchas gracias por interesarte en lo que escribo y por tu comentario. Un abrazo
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