miércoles, 3 de septiembre de 2014

El piso de la caja: La mala formación

Llegamos finalmente a describir el piso de la caja de Gaspar Hauser en la que vive el hombre actual y que como todo piso es el dónde nos paramos – o nos sostenemos – para hacer nuestra vida y enfrentar al mundo. Conocidas son las frases “tuvo un buen piso para hacerlo” o “nunca tuvo piso” o “se le mueve el piso” para describir distintos estados de una persona respecto a lo que emprende. Metafóricamente el piso en el sentido de lo que aquí estamos escribiendo es la formación de cada uno de nosotros, puesto que esto es lo único que una vez conseguido nadie puede quitarnos, como pasa con la posición y el dinero que nunca están asegurados. El hombre actual lamentablemente tiene una muy mala formación lo cual sin duda que le impide darse cuenta de la caja en la que está metido y por consiguiente mucho menos salir de ella. La paradoja es que estamos cada vez más informados pero a su vez menos formados. 
    
La formación tiene muchas dimensiones pero para mí las más importantes son la valórica y la formación de las facultades basales de una persona como lo son el pensar, el sentir y el actuar (o voluntad). Para hacer un contrapunto con un hombre mal formado describiré lo que yo considero un hombre bien formado en las dimensiones mencionadas.

Desde el punto de vista valórico para mí el principio más importante es el respeto hacia los demás, el cuál va
Una acción en retirada
desde cosas que pueden parecer mínimas – pero que no los son - como no botar un papel en un lugar público, hasta cosas mayores como el respeto a las preferencias sexuales de los demás, las que considero mayores porque pueden llevar hasta el asesinato como el del joven Zamudio y otros hechos similares que regularmente suceden. El que respeta tiene conciencia de que el otro existe y tiene el derecho a pasar por un lugar limpio y por eso no bota un papel en un lugar público, así como también a tener la preferencia sexual que prefiera. El que respeta puede no estar de acuerdo con otro pero lo respeta, siendo una de sus virtudes la tolerancia que es aceptar al otro sin querer cambiarlo.

Respecto a las facultades humanas de pensar, sentir y actuar lo primero que se observa en una persona que las tienen bien formadas, es que cada una por si misma está muy potenciada y las tres entre sí están muy bien balanceadas y funcionan en forma armónica. Esto por ejemplo  significa que aunque tenga un sentimiento fuerte que lo impele a hacer algo, antes de hacerlo  reflexiona acerca de sus efectos y cuál sería la mejor forma de hacerlo. Si esto lo juntamos con el respeto, sus sentimientos, pensamientos y actos tendrán en cuenta – hasta donde le sea posible – a los demás. A su vez un sentimiento fuerte es algo que se mantiene y profundiza con el tiempo; un pensar potente es aquel que visualiza y analiza todos los cursos de acción y sus efectos antes de tomar una decisión; y por último una voluntad fuerte es la que no ceja hasta conseguir lo que se propone.  

Poco o nada de lo anterior existe en la gran mayoría del hombre actual y es así como nos encontramos que el respeto brilla por su ausencia, lo que se puede observar en como manejamos, en el uso y abuso de los lugares públicos, en cómo nos dirigimos a los que consideramos inferiores, en como tratamos a los homosexuales, si no con violencia, si con sorna o desprecio. Ejemplos son el dejar basura en cualquier lado, en subirnos al metro antes que los demás se bajen, en abusar con nanas, clientes y subordinados. La verdad es que se requerirían muchas hojas para describir las infinitas formas en la que les faltamos el respeto a los demás.  A su vez nuestro pensar, sentir y actuar es débil y poco desarrollado y principalmente actuamos por impulso con todas las consecuencias nefastas que esto muchas veces acarrea. La armonía entre estas tres facultades es difícil de encontrar y es así como cada uno de nosotros está en alguno de los siguientes grupos: el que siente y actúa sin pensar (visceral), el que siente y piensa pero no actúa (irresoluto), el que piensa y actúa (insensible); y el que actúa y después piensa (atarantado).    

Por último desde el punto de vista de cada facultad, nuestros sentimientos son más bien emociones que
Sentir, pensar, actuar
duran lo que la lombriz en el pico del pavo. Lo que pensamos se nos escapa por todos lados puesto que nos cuesta mucho concentrarnos, analizar, concluir y decidir. La acción sigue la ley MEP que significa el mínimo esfuerzo posible, con lo que la mayoría de las cosas nos resultan a medias o definitivamente no nos resultan.              

Tal como digo antes, un hombre bien formado podría visualizar cada una de los paredes y la tapa de la caja en la que está metido, cuestionarlas y salir de la misma si así lo desea. Pero con el actual nivel medio de formación e ignorancia en la que vivimos tal cosa es totalmente imposible. Termino esto con un hermoso poema de Rabindranah Tagore que dice:


"Prisionero, dime...¿Quién te puso esta irrompible cadena?
Fui yo, dijo el prisionero, el que forjó muy cuidadosamente esta cadena"    

2 comentarios:

  1. Patricio me gusto mucho tu publicacion y muy verdadero.porque vamos por ese camino donde solo importa la persona y no un todo? Hace tiempo habia respeto.saludos

    ResponderBorrar
  2. Verónica, muchas gracias por interesarte en lo que escribo y por tu comentario. Un abrazo

    ResponderBorrar