jueves, 4 de abril de 2013

Camino 4: Desde el Enamoramiento al Amor

Observa como el león joven, nuevo rey de la manada, mata a todos los cachorros del león destronado. El está pensando sólo en si mismo, quiere las leonas para si, pero no piensa en el dolor de ellas.
Observa a las leonas que defienden con su vida la de sus cachorros en peligro. Ellas no están pensando en si mismas, sino sólo en sus cachorros.

 
 
Del enamoramiento al amor
 
Enamorarse es querer lo mejor para sí mismo. Amar es querer lo mejor para el otro. El que se enamora desea que el otro le dedique todo su tiempo, su exclusividad, su cariño. Nos enamoramos de personas que nos dan lo que nos hace falta. Amamos a personas a las que les entregamos lo que necesitan, como por ejemplo, a nuestros hijos. El enamoramiento es egoísta, excluyente y finalmente aprisiona al otro.  El amor en cambio, es generoso, inclusivo y liberador.
 
El camino del enamoramiento al amor es pasar desde la pregunta ¿Qué puedes hacer por mí?, a la pregunta, ¿Qué puedo hacer por ti?
 
La relación de pareja se inicia en el más profundo enamoramiento, jamás en el amor. El enamoramiento es hipócrita, puesto que se finge ser lo que no se es para atraer al otro. En cambio, el amor es sincero. El gran secreto de las parejas que sobreviven en el tiempo, es que paulatinamente transmutan el necesario, lícito y apasionado enamoramiento del inicio en el imprescindible y maravilloso amor del final.
 
El amor en su sentido más puro se puede apreciar en la relación madre – hijo, puesto que la madre tiene siempre en su mente la pregunta del amor: ¿Qué puedo hacer por ti?.
 
El amor no se mide por el resultado sino por la intención, puesto que muchas veces equivocaremos el camino para hacer realidad la intención, pero esto no debe detenernos, si es que  creemos que estamos haciendo lo mejor para el otro. Debemos eso si, tener mucho cuidado de asegurarnos que nuestros actos de amor no sean realmente actos de enamorados – es decir que busquen implícitamente nuestro beneficio - como por ejemplo, el padre que desoyendo la vocación de su hijo, lo obliga a estudiar algo que él mismo hubiese querido estudiar.
 
El camino hacia el amor, se inicia escuchando al otro para llegar a saber qué es lo que “realmente necesita”, lo cual no es lo mismo que “lo que el otro quiere”. Por ejemplo, un niño puede querer ver televisión hasta tarde todos los días, pero un padre que lo ama, aunque el niño se enoje y llore, lo enviará a la cama mucho antes. Es así como el amor requiere valentía y firmeza, puesto que muchas veces hay que ir en contra de los deseos del otro para amarlo.
 
El camino hacia el amor, continúa cuando sabiendo lo que el otro necesita, hacemos todo lo posible por procurárselo. Si escuchar es difícil - que es el primer paso- este segundo paso lo es aún más, porque requiere renuncia y generosidad.
 
El camino del amor, a pesar que es dar y no recibir, es uno de los que más nos acerca  a la felicidad. 

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