viernes, 5 de abril de 2013

Camino 3: De la Inconciencia a la Conciencia

Observa como el león atrapa a la gacela sin piedad ni arrepentimiento. En buena hora Dios no le dio al león la capacidad de sentir compasión pues para poder sobrevivir no tiene alternativa. El hombre inconsciente es como el león. El hombre consciente, que siente el sufrimiento de los demás, sabe que Dios nos dio muchas formas de sobrevivir sin dañar a otros.


De la inconciencia a la conciencia

La frase, “Perdónalos señor no saben lo que hacen” contiene todo lo que se necesita para comprender el tercer camino. Lo que Cristo dijo podría también expresarse  “Perdónalos Señor, no se dan cuenta de lo que hacen” y ésta, es la definición exacta de lo que es ser inconsciente. Ser consciente, por tanto, es “darse cuenta”.

Cuando un niño de dos años llora toda la noche por un pequeño dolor que siente, no puede darse cuenta de que mantiene a toda la familia despierta. Cuando ese niño,  ya adulto, sufre de un fuerte dolor en la noche, trata por todos los medios de molestar lo menos posible al resto. Es decir, se ha hecho consciente de los efectos de sus acciones sobre los demás.

El ejemplo anterior muestra que en la medida en que vivimos, todos nos vamos haciendo conscientes de más y más cosas. Pero el camino aquí propuesto no se refiere a las cosas  de tipo cotidianas, sino a las cosas trascendentales. Por ejemplo: darse cuenta de que todos los seres humanos en esencia somos iguales; darse cuenta de que nuestras acciones de hoy tendrán efectos en el mañana; darse cuenta de que los demás, al igual que nosotros, tienen esperanzas, sueños y necesidades; darse cuenta de que el planeta nos pertenece a todos los que estamos vivos y a los que vendrán; darse cuenta de que el que más necesita de mí es el que tengo más cerca.

Una de las anécdotas más hermosas respecto al despertar violento de la conciencia, es lo que le sucedió a Gandhi. En Sudáfrica, fue bajado de un tren por ir en una clase que no le correspondía por no ser blanco. En esos momentos, Gandhi que era un privilegiado pues era hijo de una familia pudiente de la India y se había educado en Inglaterra, se dio cuenta de la injusticia subyacente en ese país y empezó entonces su extraordinaria obra que lo llevo a convertirse en uno de los líderes más influyentes y admirados del siglo XX.  

En una perspectiva comunitaria y también divina, este camino representa por si mismo todo el sentido de la existencia humana, pues podría resumirse diciendo, que una vida admirable es la de aquel que fue capaz de pasar desde el yo–centrismo de la niñez, al otro-centrismo en la vejez. O dicho de otra forma desde el egoísmo inconsciente de la niñez hasta el altruismo consciente en la vejez.

Despertar la conciencia, es uno de los caminos más importantes del crecimiento  humano, siendo su regla de oro  “mirar todas las situaciones desde el punto de vista de los demás”. El transitarlo con intención, nos encamina hacia la felicidad en su sentido más profundo.

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