lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo 7: Del No Fluir al Fluir

Observa a los ñus cruzar el río Nilo lleno de cocodrilos, no los detiene el peligro de la muerte puesto que ellos, impelidos por lo que son, fluyen hacia nuevos pastos que son vida. Mira el salmón remontar el río hasta encontrar la muerte en su afán de procrear.
Si quieres ser feliz imita al ñu y al salmón y fluye sin temor hacia donde te impele tu alma.
 

 
Del no fluir al fluir
 
Fluir significa “que cuando estamos haciendo algo, nuestra conciencia no esté escindida de nuestro cuerpo”. Dicho de otra forma, significa que durante el hacer, nuestra conciencia no sea un observador de lo que hace nuestro cuerpo, sino que esté totalmente fundida y en armonía con éste. En el fluir, nuestra conciencia está tan compenetrada con el acto, que es inconsciente del acto mismo. El fluir nos produce una permanente sensación de gozo, placer, plenitud y trascendencia. Es sólo en este estado donde cada ser humano puede dar lo mejor de sí mismo y tener los mayores logros personales y sociales.
 
Cada persona fluye en cosas distintas. Algunos fluyen conversando, otras practicando algún deporte o estando con una persona en particular, por ejemplo su pareja. Otros fluyen en su trabajo. Yo, por ejemplo, fluyo cuando hago clases. Esos son  momentos en los que el resto del mundo se me borra. Mi conciencia y mi cuerpo se transforman en uno sólo para crear y ejecutar actos que me llenan de gozo. Una situación de flujo común a todos los seres humanos, es el estar enamorado, pues cuando se está con la persona amada se tiene exactamente la experiencia anterior pero potenciada al máximo.
Ejemplos de fluir o  no fluir se pueden observar claramente en las parejas que están comiendo en un restaurante. Para las que fluyen no existe más que el otro, su mesa y su comida, incluso muchas veces está última también sobra. Todas sus interacciones son armónicas y su lenguaje no verbal es como si estuvieran sentados danzando entre ellos. En cambio las que no fluyen hablan con monosílabos, miran hacia todos lados buscando que el tiempo pase, se producen largos y pesados silencios entre ellos y son salvados por un rato cuando llega el mozo con la comida. No hay armonía, ni menos danza entre ellos, sólo hay desolación, obligación y hastío.
 
Para comprender aun más el estado del fluir, hablemos del no fluir. Este estado se caracteriza porque ante un acto o en medio del acto mismo, nuestra conciencia hace esfuerzos conscientes por mantener el ánimo y la voluntad al servicio de éste. Ejemplos de no fluir son:  el estar con una persona con la que no se quiere estar; hacer un trabajo que ya no queremos hacer; permanecer en algún movimiento social en el cual ya no creemos o, leer un libro que no nos gusta.
 
Para acercarnos a la felicidad tenemos que saber qué  cosas nos hacen fluir, dedicarnos, en la medida de lo posible, solo a esas y desechar todas las otras. Fluyan en su relación de pareja, si no fluyen; traten de hacerlo y si no lo logran, cuestiónense si están con la persona adecuada. Lo mismo para el trabajo y todo lo que hacen en la vida. El problema que inmediatamente se nos plantea es que es fácil decirlo pero muy difícil hacerlo. Tal apreciación es cierta y aquí,  mi consejo es ir abandonando  gradualmente aquellas cosas en las que no se fluye. 
 
Este camino tiene la particularidad de que la partida y el destino están en el mismo lugar, puesto que cuando somos niños pequeños nuestra vida es un constante  fluir.

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