sábado, 6 de abril de 2013

Camino 2: De la Forma a la Esencia

Observa la semilla y jamás podrás ver el árbol que ella esconde. Ella es el árbol en potencia. El árbol es potencia elevada al máximo. Quien tiene un saco de nueces, tiene también un bosque de nogales. La semilla puede permanecer siglos y siglos aguardando su momento para dejar salir el árbol.  La semilla es eterna, el árbol temporal.  La semilla es esencia, el árbol es forma. 


De la forma a la esencia 

La esencia es como el big bang del cual proviene todo el universo material. Las galaxias, estrellas, planetas y meteoritos son sus formas asociadas. La esencia, es lo que subyace como fuerza generadora en las cosas; la forma es cómo se expresa ésta en el mundo. Decir que una casa es de estilo colonial,  es decir que su esencia es colonial, siendo  tantas las formas, como casas de este estilo existan. Y aunque no hay dos casas coloniales iguales, quien capta la esencia de lo colonial, sabe cuando una casa es o no de ese estilo.

El ser humano al nacer y durante los primeros años de su vida, sólo puede captar las formas. Recuerdo un simpático ejemplo que muestra esto. Cierta vez, un sobrino de 6 años tenía un billete viejo y ajado de $ 1.000. Dadas las condiciones en las que estaba el billete, le propuse cambiárselo por uno del mismo valor, pero nuevo. El aceptó y lo cambiamos. Pero cuando me alejaba de pronto sentí que estalló en llanto. Al preguntarle que le pasaba me dijo  sollozando:- “es que tu te quedaste con mi billete”-.

En la medida en que crecemos vamos comprendiendo por osmosis la escencia de las cosas básicas, como el dinero, la ropa, los muebles y todo aquello que nos permite operar adecuadamente en la comunidad.

El comprender la esencia nos permite variar las formas sin perderla. Si mi sobrino hubiese comprendido la esencia del dinero, se habría alegrado de cambiar un billete ajado por uno nuevo. Cualquiera que conoce la esencia de una silla, podrá crear miles de sillas con los materiales y formas más diversas, siempre que mantenga su esencia; que es la de “permitir al ser humano sentarse y descansar en ella”.

El problema es que para acercarse a la felicidad, no basta con captar la esencia de las cosas básicas, como las sillas y el dinero, sino que hay que captar la esencia  de las cosas trascendentales, para derivar desde éstas las formas más apropiadas para vivir en este mundo. Por ejemplo: ¿Cuál es la esencia de una pareja y por lo tanto del ser pareja?,  ¿Cuál es la esencia del ser padres? o ¿Cuál es la esencia del trabajar?. Si lográsemos responder adecuadamente estas preguntas, inmediatamente sabríamos derivar las formas  correspondientes. Pero como son muy pocos los seres humanos capaces de dar una respuesta esencial a estas preguntas, la mayoría las responde copiando inconscientemente formas recibidas desde sus padres o desde su entorno social, las que por ser sólo forma, no pueden dar respuesta a todas las posibles situaciones que deben enfrentar como parejas, padres o trabajadores. Además, dado que el mundo está cambiando tan rápidamente, las  formas copiadas de las generaciones anteriores resultan totalmente anacrónicas. Así por ejemplo, un joven machista resulta demasiado anticuado y fuera de lugar para el siglo XXI. El no comprender esto produce mucha infelicidad en el ser humano.

Un ejemplo de esencia está contenido en la maravillosa máxima de la interrelación con otros seres “trata a lo demás como quieres que a ti te traten” el cual, evidentemente,  puede adoptar infinitas formas.

El desarrollo de este camino permite, ante cada situación, variar las formas cuantas veces sea necesario sin perder la esencia de lo que pretendemos, lo cual es sin duda uno de los caminos que nos acerca a la felicidad.

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